¿En qué se parecen Dr. Strange (Way of the Weird) y Star vs the Forces of Evil? Tomémonos unos minutos para descubrirlo.

Como bien señalaron Los Simpson, la magia es una excelente excusa cuando una historia de fantasía no quiere dar muchas explicaciones, pero cuando toda la historia se trata de magia es necesario establecer algunas reglas.

Dr. Strange y la princesa Star Butterfly no son ajenos a esto. De hecho ambos comparten una limitación muy interesante en su magia: la forma en que se relaciona con la salud y el cuerpo; sea por la medicina, sea por los cambios que ocurren durante la pubertad. Para establecer esta relación hay que comentar cada uno por aparte primero. Empecemos con Dr. Strange.

El Hechicero Supremo tiene la magia para resolver cualquier problema que se le presente así que una manera de retardar sus historias es poniéndole límites a sus hechizos. El reboot más reciente, que inaugura con Way of the Weird, hace un excelente trabajo en esto. Por ejemplo, Way of the Weird limita la magia vinculándola con su lugar de origen. Cuando se destruye la dimensión donde se originó la magia se destruyen todos los hechizos que vienen de ahí.

El Dr. pierde contacto con sus hechizos porque sus dimensiones de origen son atacadas.

Aunque quizá la mejor limitación en Way of the Weird proviene de pensar la magia como medicina. Lógico cuando uno lo piensa. En este cómic el mundo está habitado por una inmensa variedad de seres mágicos invisibles que interactúan con nosotros sin que lo sepamos. Algo así como bacterias y otros microorganismos en la vida real. Si algo está mal con nosotros psíquicamente es porque una criatura que no pertenece en nuestro cuerpo lo ha invadido. Todo esto debería sonarles fuertemente a estar enfermo.

Way of the Weird lleva la metáfora un paso más allá al relacionar el coste de la magia con la salud. Cada vez que el Hechicero Supremo lanza un hechizo paga por ello con su propia salud. Strange va reuniendo una serie de padecimientos físicos a consecuencia de usar constantemente la magia. Su cuerpo, muy literalmente, paga el precio de sus hechizos. Ahora, pasemos a la Princesa Butterfly y su comentario sobre magia y cuerpo.

El mundo mágico es sospechosamente similar a ver a través de un microscopio y el precio de la magia parece una violenta enfermedad.

Los que ya han tenido el placer de ver esta serie sabrán que las habilidades mágicas de Star parecen sólo estar limitadas por su imaginación, su (falta de) entrenamiento y algunas arbitrariedades como la carga de su varita y criaturas o lugares resistentes a la magia. Sin embargo, en el episodio 6a de la primera temporada, Mewberty, topamos con algo más interesante.

El episodio toma su nombre de un juego de palabras entre Mewman (la raza de Star) y puberty (pubertad) y trata de un proceso mágico que la princesa atraviesa ese día. La metáfora es transparente, Mewberty representa la pubertad humana pero lo rico de la comparación no está en eso. Cuando Marco, el compañero de Star, busca cómo ayudarla en el libro de hechizos topa con una de las limitantes más elegantes de la serie. La magia no puede ayudarla, de hecho nada puede, la naturaleza seguirá su curso hasta resolverse.

Star presente cambios en su cuerpo y una obsesión con los hombres.

Más adelante, en Naysaya (episodio 13b, temporada 2), volvemos a topar con algo similar. Esta vez es Marco quien sufre de una maldición demoníaca en la forma de un grano con cara en su cuello que expone sus inseguridades cuando intenta hablarle a la chica que le gusta. Es bastante obvio que esta maldición tiene mucho que ver con los problemas de acné y la inseguridad que genera. Pero más allá de eso ¿qué solución le da el demonio Tom cuando Marco pide ayuda? Ninguna, no hay nada que hacer, la maldición debe seguir su curso.

Las reacciones de los personajes en el fondo no cambiarían mucho si Marco tuviera una espinilla del mismo tamaño en lugar de un rostro.

Ambos episodios de Star sorprenden porque ponen el límite de la magia en metáforas de procesos corporales. Nos dicen que a veces al cuerpo le ocurren cosas y no hay magia (medicina) que valga, solo es cuestión de aceptar y dejar pasar. Cuando vemos estos episodios junto con Way of the Weird las cosas toman perspectiva. La medicina es magia, las maldiciones son enfermedades sobrenaturales, a veces se pueden combatir y a veces no.

En cierta forma no es de sorprenderse, desde que nos presentan a Stephen Strange como Doctor Strange nos lo estaban anunciando; Way of the Weird solo lo explotó más. El médico es un mago. Combatiendo seres invisibles, modificando el cuerpo de sus pacientes, siempre con instrumentos que nadie más puede usar para el mismo efecto, palabras que nadie más entiende, los puntos de contacto siguen y siguen.

Problemas de salud metafísicos requieren un experto en ambas áreas.

A Star le debemos una contribución que sigue el mismo camino: Si la magia es medicina y hay enfermedades y antídotos entonces hay cosas que simplemente no se curan. Cambios en el cuerpo, procesos “naturales” que no se pueden acelerar ni alterar. Al final, es una bonita manera de asentar los límites de la magia en narrativas que la usan como herramienta principal.  

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