El problema del episodio de Buen Día no fue solo el machismo de las invitadas y el  segmento, sino la falta de ética que demuestra el canal una y otra vez.

El pasado lunes la revista Buen Día realizó un programa llamado «¿Qué cosas espantan a los hombres de las mujeres?«. Este tipo de producción ha causado quejas y muchas reacciones en redes sociales. Las citas polémicas y machistas de participantes ya han circulado mucho y son altamente conocidas, así como también se han generado propuestas contrainformativas como el video «Machismo de mierda«, de Denise Duncan, o la nota de Nat Díaz en 89decibeles llamada «El estrecho mundo de Buen Día«.  

Aunque a este segmento ya se le ha criticado bastante, voy a enfocarme en tres puntos que me parecen importantes: el tema, su objetivo y el tratamiento que se le dio; desde dónde se habla, y papel de los medios de comunicación masivos.

Primero, el título del segmento nos hizo preguntarnos ¿cuál es el objetivo de hablar sobre qué intimida a los hombres sobre las mujeres?, ¿qué se quiere lograr con esto?, ¿por qué a mi me interesaría saber qué de mi conducta o personalidad podría intimidar a los hombres?. Viendo la entrevista me di cuenta ⎼incluso antes de las frases nefastas y abiertamente machistas⎼ que desde el planteamiento del tema, ya todo estaba mal: el objetivo era dar consejos sobre cómo ser una mujer que agrada (y no a ella misma, sino a los hombres).

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Los medios siempre transmiten información machista, todos los días sin falta, sistemáticamente, y las mujeres crecemos aprendiendo qué está bien o mal que haga siendo mujer. Pero esto fue otro nivel de descaro. Para los entrevistados, el encontrar una pareja es el fin último y primordial de nuestras vidas. El segmento fue básicamente un recetario de las cosas que NO debemos hacer; de lo indeseado, lo que debemos DEJAR de lado y de lo que debemos cambiar (o corregir) para agradarle a los hombres.

Nunca jamás procuremos hacer algo que los intimide porque lo único que importa es encontrar uno que se quede.  Después, es sólo mantenerlo feliz y poder seguir siendo merecedora del honor de su presencia.

Además, se hacen generalizaciones terribles sobre mujeres siendo controladoras, o que buscan desesperadamente un compromiso. También se dice que toda mujer quiere casarse, vivir con alguien y tener hijos, y que si lo niega miente. Esto es verdaderamente preocupante, especialmente viniendo de una psicóloga en ejercicio.

Ella confesó en televisión abierta decir a sus pacientes hombres no creer cuando una mujer les dice que no. Ésto es extremadamente peligroso, y pone en riesgo la seguridad de las mujeres en las vidas de esos pacientes. Pensamientos como estos son la razón por la cual existe el acoso sexual callejero, por la que hay violaciones y las mujeres somos asesinadas por rechazar a alguno. Es preocupante pensar lo que van a hacer esos hombres la siguiente vez que una mujer les dé una negativa, porque no quiere nada, y ellos irrespeten esa decisión, impulsados por las palabras de la que debería ser una profesional que los guía y aconseja.

En ningún momento se abordan casos de «mujeres inteligentes, independientes e interesantes» que sí encuentran parejas, porque, SORPRESA…¡existimos! Se explicita que una mujer dueña de sí misma está condenada a estar sola (además, como si estar sola fuera algo malo). Se omite también que muchas mujeres con estas características tenemos pareja, no para que él nos lidere y nos diga que hacer, sino para avanzar en equipo y hacerse crecer mutuamente, como personas, como individuos completos y enteros (nada de medias naranjas, peras, uvas) que juntos se suman cosas buenas.

En segundo lugar, un aspecto muy importante es analizar desde dónde se habla y ser transparente con eso. Se presentan a los invitados como actores neutrales, pero están cargados de ideología. Por ejemplo, las dos panelistas que causaron más polémica por sus declaraciones fuertemente machistas concuerdan en una cosa, hablan desde la religión.

Vanessa Núñez es la psicóloga de planta del canal Enlace TV, un canal religioso que Teletica ya ha cuestionado, y Catalina Mendieta ha sido incluso sujeta de entrevistas por el «cambio que hizo en su vida» cuando conoció a Jesús. En su post de Facebook cita un versículo de la Biblia que habla de lo inferiores que somos las mujeres y que estamos hechas para servir).

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Me parece importante señalar esto porque se están utilizando plataformas que son bien público, que son del público, propiedad todas y todos los costarricenses para difundir ideas específicas, con base en fundamentos religiosos que no son precisamente las que creen todas las personas, y si quieren difundir ideas de este tipo, para eso están los canales religiosos, y no deberían hacerlo de manera disimulada y encubierta, disfrazada de disciplina científica. Las y los televidentes tenemos el derecho de saber desde dónde nos habla quien nos habla. Teletica omitió esta información por completo.

Esto nos lleva al tercer punto. Teletica es un canal que ocupa un espacio en el espectro radioeléctrico.  Este espectro es un bien público, propiedad de la humanidad como conjunto.  Por lo tanto, debe ser usado para un bien común y aportar al debate público y avance social.

Este programa hace absolutamente todo lo contrario. Usa un bien propiedad de todas las personas habitantes de este país (además para lucrar sin retribuir lo que corresponde al Estado) para difundir ideas que promueven ideologías y sistemas de discriminación hacia poblaciones, en este caso las mujeres. Además, va en contra de normativas internacionales que el país ha ratificado, como la Plataforma de Beijing y Belem Do Pará.

De hecho, hace menos de dos semanas la Fiscalía del Colegio de Periodistas emitió un comunicado donde expresa su preocupación por la falta, tanto de variedad como de profundidad, en los contenidos emitidos en los medios de comunicación masiva nacionales. Denuncia la baja de la calidad en función de las ventas y sanciona el no cumplimiento de su deber como alimento de un debate de alto nivel, en especial las radios y televisoras que utilizan un bien público.  

El Colegio, además, indica que el canal se da espacio a otros proyectos de medios que aborden otros temas, que lo hagan de manera distinta y contribuyan a la crítica y análisis de la realidad nacional, mientras Repretel acapara 3 canales de televisión (y muchas más emisoras de radio) y Teletica repite contenidos y hace programas de este tipo que estamos analizando.

Por último, algo que me llamó mucho la atención es que todos mencionaron en algún momento frases así: «Yo no soy machista, PERO, (inserte frase machista). Me parece curioso que quieran desmarcarse del machismo y no ser etiquetados como tales. La violencia contra las mujeres no es algo que reivindiquen abiertamente pero claramente la ejercen, la legitiman e incluso la defienden y promueven.

Solo una pequeña aclaración, si vos vas a decir algo que verdaderamente no es machista, no tenés porqué empezar diciendo que no lo es. Si tenés que justificar que no es machista, es porque LO ES.

 

Nota de Marisa Batalla, editora de Género:

El programa Buen Día hizo un intento de reivindicación. Invitó a Larissa Arroyo, abogada defensora de los derechos humanos, a Alejandra Mora, la Ministra de la Condición de la Mujer, y a Eric Chaves, sociólogo que vive su masculinidad de una manera positiva. Después de las congruentes y correctas ponencias (fundamentadas en datos, hechos históricos y científicos; no dogmas moralistas) de esas tres personas, Randall Salazar, director y presentador de la revista matutina, habló del caso del lunes. Dijo que él y el programa no comparten las ideas expuestas por las invitadas de ese día, pero que son opiniones personales y las deben de respetar. Ahí me pregunto ¿pondría Teletica al aire a un neonazi? ¿A una persona abiertamente racista?. Estoy segura que no.

¿Por qué es un tipo de odio y discriminación aceptado y otros no? ¿Por qué ignoramos que la violencia machista ha matado a más personas que el nazismo?

Respeto la disculpa de Randall, lo que no respeto es que se respeten actitudes dañinas y discriminatorias. No respeto que un medio de comunicación, reproductor diario de violencia simbólica, ahora alegue que no está de acuerdo con las ideas expuestas. Ellos propusieron el tema, hicieron el informe, le dieron más de 20 minutos de espacio. El presentador les rió las “gracias”. En ningún momento les cuestionó sus dichos machistas. Se defiende con la mentira de que el noticiero es absolutamente consecuente con la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.

También dice que rechazan las posiciones que abogan por la superioridad de un género. ¿Entonces para qué hacen el segmento? ¿y el informe donde preguntan a hombres machistas en la calle? ¿Por qué invitan a mujeres sin perspectiva de género para hablar sobre mujeres? El mismo Randall las presentó como un elenco de lujo.

Se debe de repudiar y rechazar todo tipo de violencia contra las mujeres: física, sexual, patrimonial, psicológica, obstétrica y simbólica. Ésta última es muy importante y muchas veces olvidada. Los medios la reproducen en forma de violencia mediática. Ellos no deberían de mostrar a la mujer como un objeto, como un ser inferior, como solo un cuerpo existente para servir a los deseos y necesidades de los hombres.

Los medios de comunicación tenemos la responsabilidad de brindar información, ésta debe de ser verídica, no debe de incitar al odio ni a la violencia. Mucho menos los medios que utilizan el espectro radioeléctrico, propiedad de la ciudadanía, no de ellos.  Un medio, éticamente, no puede escandalizarse por femincidios cuando una de sus invitadas dice que cuando las mujeres decimos que no, en realidad es que sí. Ellos crean y reproducen estereotipos. Ellos socializan y culturizan. Esperamos una nueva jalada de orejas del Colegio de Periodistas al canal, como ya lo hizo el Colegio Profesional de Psicólogos.  

Hasta que no tengamos medios de comunicación consecuentes y responsables no vamos a acabar con las agresiones más tangibles. No se puede separar a la violencia simbólica de las demás, ya que ésta es la que justifica y normaliza todos los otros tipos de violencia. Ningún medio debe de dar espacio a la discriminación. Nuestros medios deben de negarse a propagar odio, todo tipo de odio. No olvidemos nuestra ética, y recordemos que ética no es reemplazable por moral.

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