La ideología de género es una construcción discursiva más, que le sirve a quienes quieren discriminar.

Bajo la bandera de la “ideología de género” partidos fundamentalistas y otros actores nacionales han visto la oportunidad perfecta, para además de posicionar su agenda de siempre, generar capital político. Esto no es tema menor, porque bajo esta visión hay muchas reivindicaciones que se ven amenazadas.

En los últimos meses en Costa Rica, con mayor fuerza ante la cercanía de la elección 2018, una mentira se ha comenzado a posicionar desde diferentes ámbitos, amparada en un movimiento internacional que ya ha influenciado procesos electorales en otros países, un concepto falso creado para manipular y promover una agenda conservadora que es vendido como una amenaza a nuestra sociedad, a nuestros valores y tradiciones.

El encuadre que le han dado a la “ideología de género” es una arma poderosa. Los mismos partidos tradicionales la han adoptado como verdadera, ya sea por convicción o cálculo político, e incorporado en sus discursos y propuestas.

Esto no es nuevo, las mentiras y las campañas políticas están intrínsecamente relacionadas. No comenzó el año anterior con el Brexit ni con la elección en Estados Unidos. Propagar información inexacta para manipular al ciudadano es una practica histórica común que lastimosamente funciona. La amenaza es todavía mayor con la plataforma generada por las redes sociales y la dificultad de verificar una noticia o artículo que es compartido por un familiar o amigo.

¿Por qué podemos asegurar que la “ideología de género” no existe? Porque es un concepto inventado el cual se ha intentado hacer ver como una construcción académica utilizando palabras que son llenadas con falsedades, manipulación pura y sin ningún fundamento. Solo movidas por una visión anacrónica donde ciertos grupos minoritarios no tienen cabida y deben volver a la sombra ante una sociedad homogénea que los ve como personas de segunda categoría o ni siquiera como ciudadanos.

La mentira también intenta deslegitimar la educación sexual integral. En un país donde miles de adolescentes quedan embarazadas cada año, donde el acoso y la violación son temas diarios, un programa integral de educación realista es considerado innecesario y peligroso.

Particularmente, los ataques también son dirigidos a las mujeres y sus nuevos roles en la sociedad. “Ideología de género” nace de la misma estrategia de los que acuñaron el término “Feminazi”, de quienes ven el empoderamiento femenino y que alcen su voz como otro factor amenazante y que afecta a la sociedad tradicional.

La campaña 2018, sin lugar a dudas, será influenciada por esta discusión y esto trae consigo un tema que se menciona poco, pero que es central: lo mínimo que deberíamos pedir de los partidos es que respeten la fe de las personas, que no les mientan con temas tan importantes como sus creencias, que no contaminen la discusión buscando enemigos o chivos expiatorios, y que no utilicen conceptos inexistentes para atraer votos o poder político.

Una democracia moderna tiene como factor básico separar la religión de la política, la generación de legislación y políticas publicas basadas en debates balanceados, datos y realidades, no dogmas. No podemos pedir menos de Costa Rica si queremos seguir posicionándonos como un país heterogéneo, plural y respetuoso de los derechos humanos de todas las personas.


Imagen de portada de Wikimedia Commons

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