Actualmente La Bienal es de los eventos de arte contemporáneo con más cobertura pública  en la región, sin embargo más de una vez el verdadero «arte» queda rezagado en comparación al evento por sí mismo. 

Me divierte una cosa, me divierte que la gente en mi entorno haya pasado de desconocer o ignorar las bienales a, por lo menos, burlarse de ellas. Y es que en el pasado estos eventos eran absurdamente privados; artistas montando exposiciones para que las vieran más artistas. Ahora existe algo de apertura y otros públicos llegan o se enteran de alguna manera. Constantemente recibo mensajes o comentarios de gente burlándose del arte contemporáneo. ¡Qué les pasa! ¿No era esto un espacio sagrado, de amplias catedrales blancas, donde los y las intelectuales llegan a arrodillarse en silencio? Pero no, ahora te mandan una foto de un huevo frito quemado con la leyenda «Mirá, lo voy a enviar a la bienal». Gente perversa, iconoclasta.

Lo primero que diré a esa gente es que no deben confundir eso de Bienal con el concepto general de Arte. Aceptémoslo, la forma en que se han dado las cosas en Centroamérica hace parecer que si bien existe el «arte», las bienales son un tipo de graduación, la cúspide, el zigurat. Cuesta revertir esa idea, porque el resto de proyectos relacionados con arte contemporáneo en la región no tienen la cobertura pública que ahora tienen las bienales. Admito que me encanta la actitud irreverente de la gente; no se dejan engañar por un grupito de librepensadores que constituye la escena artística de nuestros países.

Hay que estar en ambos bandos, se me ocurre. Aceptemos de una vez que hay una distancia considerable entre lo que habla el arte y lo que habla la humanidad. No voy a entrar en ese territorio gelatinoso, solo quería mencionar que la gente tiene razón al desconfiar pues hay mucha estafa, mala intención, facilismo, ridiculez, sin sentido, hipocresía, etc. que se respira en este medio. Ahora bien, tampoco es para tanto, el arte solo es reflejo del mundo y dejame decirte, persona en la audiencia, así es el puto mundo. Hacer arte no es fácil por infinidad de razones, es una labor que se espera profesional, por mucho que algunas personas irresponsables estén ahí de coladas.

Ahora que nos entendemos, quiero sacar el evangelio de la cultura. Quiero decirte algo muy sencillo: las bienales y otros eventos de arte contemporáneo importan. Aunque no lo parezca, en medio de ese mar de cosas que parecen sacadas de la manga hay investigaciones serias. Yo digo que, incluso, si estas reflexiones que ocurren en el arte contemporáneo no llegan a grandes públicos, forma parte de un conocimiento que de alguna manera se sumará a nuestra evolución y al crecimiento de nuestros países. También quiero decirte que es muy importante esa actitud de burlarse que tienen muchas personas. Hay que entender esa reacción de las masas como parte de alguna evolución, porque algo estamos aprendiendo de los dos lados, pero vamos a enterarnos hasta en el futuro lejano.

¿Qué es una bienal? Pues es un evento. Alguien decidió que se debe hacer cada dos años. También existen las Trienales (y a que no adivinás cada cuántos años se hace…) La Bienal no es el arte, es apenas un espacio que alguien decide financiar. Las hay en todas partes, algunas son muy viejas y otras muy recientes. El nombre en sí mismo no significa nada, no quiere decir que sólo veremos cosas bellas, o interesantes, o con algún sentido. En Centroamérica además se han complicado con el concepto: hay una bienal en cada país y eso más o menos culmina en una bienal regional, que cada dos años salta a una capital diferente en la región. Creo que se menciona la palabra Bienal demasiadas veces y la palabra arte se queda detrás, como una rémora.

De hecho es vital explicar que estos eventos llamados bienales son buenos o malos en dependencia de quién los guíe. Se contratan profesionales para que diseñen y ejecuten un evento como la bienal, a veces son personas dignas, inteligentes, propositivas. Si estuvieron en la última que se hizo en San José seguro notaron que la cosa va mejorando. En el pasado también han contratado a cualquier idiota y ¿sabés qué? nadie en la vida se daría cuenta de la diferencia entre una buena o una mala bienal. Relajémonos.

Pero ¿Qué significan las bienales para nuestro subcontinente? ¿Qué hacer con ese elefante rosa? Nos veremos en ese otro textillo, próximamente.

 

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