La artista Sonia Melara ha sido censurada, invisibilizada y vetada. Así en ese desdén alfabético.

Hay países ingratos con sus hijos, pero hay otros que en vez de amor dan algo mejor que eso: libertad. Y lo que El Salvador no le dio a Sonia Melara, Nueva York se lo puso en bandeja de plata de la más pura y fina.

El destino la hizo nacer en San Salvador en 1960. Y no reniega de eso, porque la patria es como los padres: no se pueden elegir. Lo que ella sí eligió —con desbordada pasión— fue el dibujo, la pintura, el arte. También el cine, la arquitectura, el tabaco y la religión. Esta última muy a su manera. De hecho, es un tema que ha marcado todos los puntos cardinales de su existencia:

“Me hubiese gustado ser sacerdote, pero soy mujer”. Léase bien: Sacerdote. Nada de monja. Sacerdote “porque me hubiese gustado ser papa”.

Y como no se puede tener todo en la vida (tampoco en la otra), a la artista salvadoreña le hubiese gustado beberse una botella de vino con Jesucristo y la nunca bien nombrada, María Magdalena. Y cómo no, pedirle después a ambos que posaran para ella.

Con tres exposiciones durante la última década del siglo XX se despidió de su país. La invitación para que tenga una exposición en El Salvador no pasa de las buenas intenciones. 15 años en Nueva York y “después de esos comentarios nada ha ocurrido”.

Su obra ha viajado por Centroamérica, Ecuador, Taiwán e Israel. En 2004 tuvo una exposición individual en Nueva York denominada Mythos, Pathos, Thanatos. Esa fue la forma en que el siglo XXI le dijo a Sonia Melara “Bienvenida a Estados Unidos”.

Es curioso que una persona que casi ha sido vetada en su país siga teniendo una relación muy fluida con él.

Es que puedo entender que la censura misma de mi obra es puro fanatismo derivado de la ignorancia. A parte de eso, yo no voy a fastidiarme la vida. No soy una persona de resentimientos. Aunque tengo que ser franca con vos: no me interesaría venir a El Salvador. Por supuesto que no, pero lo hago porque mi familia está aquí. Además, tengo muy buenos amigos y hay personas que valen la pena. No tengo actividades fuertes en El Salvador, pero si a veces he aceptado estar en exhibiciones es porque creo que la obra debe ser vista, porque querés entrar en diálogo con el público.

¿Un diálogo que usted no ha podido tener, por ejemplo…?

De alguna manera sí lo he tenido, fijate. No puedo poner a toda la gente en el mismo costal y decirte que toda la gente censura mi obra (…) Tampoco todo esto debe entenderse como una completa censura. Desafortunadamente en este país son las personas con liderazgo en el campo de la cultura las que se cierran a mi trabajo creador. No es la sociedad ni el público en general. Son las personas que dirigen, por ejemplo, las galerías. Y puedo entender que las galerías están cuidando su manera conservadora de ver y de vender el arte. Si la gente tuviera más conocimiento de la religión creo que encontraría la riqueza de mi obra que es muy humanista. Mi arte no está en ningún momento ofendiendo a nadie. Pero cuando te encontrás con gente ignorante, pues esas personas no van a entender nada. Se van a cerrar y sentirán que las estoy ofendiendo.

The-Deposition-medium

The Deposition – Sonia Melara

Es interesante lo que ha mencionado. Ha dicho que la censura proviene de la ignorancia, pero yo he hablado de su obra con sus colegas y a ellos no les gusta. Y eso se entiende. Pero también me han dicho que la consideran vulgar.

¿Ah, sí? ¿De veras?  [Sonia Melara suelta una larga bocanada de su enésimo cigarro]

Sí. Me parecen declaraciones fuertes tomando en cuenta que son artistas.

Sí, pero también recordá que muchos artistas en El Salvador son bastante ignorantes. Cuando te hablo de ignorancia no solo te hablo del público en general, también te hablo de la clase artística. Por supuesto, tampoco te hablo de todos. Pero claro que sí denotan una gran ignorancia cuando hablan de que mi obra es vulgar. Porque una cosa es que te guste o no te guste. Eso es todo un derecho…

¿Cuál fue la gota que derramó el vaso y que la impulsó a salir de El Salvador?

Fue con la exhibición Anno Dómini (1999) que asumí la responsabilidad de lo que podría pasar con mi exposición. Mis amigos me decían que tenían miedo de que mis obras fueran dañadas. Algo que no ocurrió. Y es que a veces subestimamos a las personas. A pesar de que tenemos una cultura  religiosa muy fuerte, eso no significa que seamos conocedores de teología. Toda esa gente que va a la iglesia, que va a misa… ¿Qué saben de la Biblia? Pero antes de lo que te he dicho, ocurrió que envié una obra a Guatemala y me la devolvieron con el vidrio quebrado, roto. Me la devolvieron con una carta muy bien redactada en la que no asumían que no era una censura. Me daban otras explicaciones totalmente ridículas para no exhibir mi obra. Luego acá en El Salvador se presentó parcialmente en la Galería 1 2 3 y me dijeron que se presentó así por razones de espacio. Eso es un irrespeto completo. O exhibís completa una obra o no la exhibís. Finalmente, esa obra se fue a una exhibición en Israel a través de Sotheby’s y quedó allá en ese país. La obra tuvo buen final. Si no me hubiesen censurado, yo no me hubiese ido para Nueva York. Y estoy muy feliz allá. Aunque yo siempre estoy considerando la posibilidad de tener una exposición en El Salvador.

Si no me hubiesen censurado, yo no me hubiese ido para Nueva York. Y estoy muy feliz allá.

Llama la atención la preocupación de sus amigos por su obra…

¿Sabés por qué? Primero, porque siempre he abordado el desnudo. Segundo, porque si hablás del desnudo femenino no hay problema, pero si hablás del desnudo masculino, sí. Y si fusionás esto en un contexto religioso, pues eso va a ser una bomba en un país religioso tan ignorante como el nuestro. Y eso no solo pasa en El Salvador, pasa en el resto de Centroamérica. Tuve ofertas desde Costa Rica, pero nunca se concretó la intención. Fue así que dejé de aceptar invitaciones de países centroamericanos porque me iba a pasar lo mismo. A parte de que tenía que centrarme en un lugar donde yo pudiera hacer tranquila mi obra, porque yo no estoy tratando de incomodar a nadie. Esa es la historia de esa época. Pero la censura continúa…

Y si no hubiese sido artista, ¿qué habría sido…?

Ah, un montón de cosas.

A ver…

Me encanta el cine. Quizás hubiese estado involucrada en algo de eso. También soy arquitecto. Quizás me hubiese dedicado a la arquitectura. Otra cosa: me hubiese gustado ser sacerdote, pero soy mujer.

¿Y monja?

No, no, no. Sacerdote. Sacerdote, porque me hubiese gustado ser papa. Crecí en un colegio de monjas. Las vi con pasividad. Son muy lindas, pero… Yo siempre he sido muy tranquila, pero me siento un poquito más propositiva [que una monja]. La Iglesia ha mantenido a las monjas sin un rol. Me gustaría ser papa, pero soy mujer.

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