Razones para ir a comer a una sodita que le quede cerca, en lugar de ir otra vez al food court del Mall.

¿Cuántas veces se han sentido como haciendo un trámite bancario mientras hacen fila, ordenan y comen en algún establecimiento de comida rápida? Mientras se comen una hamburguesa, ¿no se les ha ocurrido que la misma pudo haber sido preparada de manera totalmente automatizada y no notarían la diferencia?

¿Cuántas veces podemos decir en estas situaciones que conocemos a las personas que cocinaron y prepararon nuestra comida? Todas estas preguntas, cómo y dónde comemos, son la clave en el mejor comer, y por ello vale la pena detenernos a analizar la importancia de las ‘soditas’.

Bien lo recalca Fiamma Aleotti en Dime cómo comes: espacio y tiempo: pocas veces nos dedicamos a darle el tiempo necesario a comer, y por andar en apuros “nos comemos cualquier cosa sin masticar”. Y es que es importante ponerle atención al  cómo comemos, como al dónde comemos cuando estamos fuera de nuestro hogar; las ‘soditas’ pueden ser una alternativa interesante.

La Bendición es una soda ubicada en el centro de Curridabat, donde Doña Floribeth y su hija atienden procurando sonrisas a quienes busquen comprar comida rica y quedar satisfechos.

Doña Floribeth y su hija detrás del mostrador de la soda La Bendición, tomada por David Durán

El condimento que hace que esta soda se sienta única es ser recibido con el dulce  saludo de Doña Floribeth: “Buenos días, mi amor”. Este lo dirige a clientes regulares y nuevos que entran al local, un “Dios lo bendiga” es el los despide cuando salen.

Los olores de la cocina se cuelan entre la decoración hecha por Doña Floribeth, los cubiertos que se trajo de su propia casa, y frases como: – Yo me preocupo por lo que yo soy, lo que yo digo, por lo que yo veo y lo que yo siento, por lo demás no me puedo preocupar, pegadas en la pared, todos estos pequeños detalles hacen que esta soda parezca más un hogar que un negocio, a pesar de llevar solamente 9 meses de abierta.

Doña Floribeth pone en las paredes frases de sabiduría popular en la pared de la soda para compartirla con su clientela, tomada por David Durán

Esta señora ha trabajado en puestos de comida desde los diez años, ayudando a su mamá, y ahora que trabaja en el establecimiento familiar del que es dueña su hija, ambas se han esmerado porque la soda sea un lugar acogedor. Tan exitosas han sido en esta tarea, que su clientela se compone principalmente de visitantes regulares, lo cual llena el local de un aire de confianza, comodidad y cercanía. El secreto, dice Doña Floribeth “es que yo a todo le pongo mucho amor”.

El empeño que le ponen madre e hija a su soda se refleja en pequeños detalles que terminan siendo los más importantes: preguntan a sus clientes desde antes qué les gustaría de plato del día, se ajustan a las particularidades alimentarias de cada persona y, en los breves momentos de respiro en la ajetreada cocina de la soda, siempre buscan tener una conversación con las personas que ahí comen, pues son vistas primero como personas y no solamente como clientes.

La Bendición es un espacio hecho de historias, comida, afecto y empatía. Es un negocio familiar, pero también es un lugar de convivencia dirigido por Floribeth y su hija, quienes pasan la mayor parte de sus días trabajando allí.

Al decidir dónde comer, no debemos pensar en los espacios separados de las relaciones humanas que lo constituyen, así como no se puede pensar en La Bendición sin tomar en cuenta los saludos, las historias compartidas y las conversaciones de las personas que visitan frecuentemente el lugar.

Les podría sorprender las historias que le dan vida a cada uno de estos lugares y a su comida, es cuestión de que se tomen su tiempo para alimentarse y convivir.


Si les interesa la dirección de La Bendición, está ubicada a la par del BCR de Curridabat centro.

Fotografías por David Durán.

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