Fue el día cuando aprobaron la ley anti meados y Facebook estaba que ardía. El mismísimo Shonny Araujo, en la segunda alcaldía de su tercer partido político, proclamó como “una gran victoria de la salud y la decencia” el que se multe con 125 mil colones al que se pille con su mascota orinando en la vía pública.

Facebook luego terminó por incendiarse cuando alguien comentó que el hijo de Shonny Araujo tenía un startup que vendía pañales para perro por internet. Con todo, la indignación no pasó de los teclados.

Esa tarde Arturo no salió de su aparta. La leve garúa fue suficiente excusa para no querer saber nada de nadie. Estaba viendo tele pijiado cuando le llegó la notificación del banco anunciando que le quedaba un día para pagar la cuota de la moto o iba a cobro judicial. Me cago en la leche se dijo a sí mismo. Entendió que ahora sí, eso justificaba un pase.

Cuando encendía el cigarro que seguía al pase sonó una llamada, era Esnaider: “¿Mae se apunta a poner música hoy? Es una fiesta privada, nos pagan 100 dólares a cada uno.”

—Démole, respondió,—¿Cómo es o qué, son skaters?

—Sí, mae. Vaya alistando playlist, que sea como indie dance, pero no me vaya a poner esas playadas house.

—Ok, ahora googleo playadas house y armo un buen set. ¿Pero nos pagan hoy de fijo mae?

—Sí fijo. Paso por usted a las 8.

Esnaider pasó pitando alborotadísimo a las 8:20.

Cuando Arturo se sentó de copiloto, notó que estaba un maecillo que no conocía sentado atrás. Era largo, tenía frenillos y una expresión de polluelo asombrado.

—Que Arturro,— dijo Esnaider,—este es Aquaman, un compita que patina.

—Que me dice,— dijo Arturo.

—Mae que fresco,— dijo Aquaman,—claro que yo sé quién es esta cerda, este mae es una leyenda del graffiti.”

Esnaider y Arturo se voltearon a ver y soltaron una carcajada.

—¿Usted no es Arturo que le dicen Huevo?— dijo Aquaman.

—No mop,— dijo Arturo, luego volteó hacia Esnaider.—¿Y como es lo de la fiesta?

—Aquaman tiene un compa que hoy cumple 15 años y quiere que pongamos música un rato.

—¿Me está jodiendo?

—Es un compita todo el pozo, es como familiar de políticos,— dijo Aquaman,—y la fiesta va a estar explotada de nenitas.

—Mae di,— añade Esnaider.—¿Tiene otro plan donde le paguen cien dólares por tomarse unas birras y ver unas quinceañeras fresas? Jale mae, no pasa nada.

Arturo asintió en silencio y pensó en la cuota de la moto.

—Ahí va a estar Paula con las amiguillas—, dijo Aquaman.

—¿Cuál era Paula?—, preguntó Esnaider.

—Ah mae, es una mi amor, prima del compa de la fiesta—, respondió Aquaman.—Osea si un día yo la culeo, olvídese, de una vez me la corto, y la diseco, y la cuelgo en la sala porque no ocuparía nada más en esta vida.

—Tranquilo tigre,— dijo Arturo.—Para hacerle el amor a una mujer, primero hay que saber culear. Y yo apostaría que usted nunca ha hundido el maduro.

—Sink the mature,— dijo Esnaider alzando las cejas y reiterando que su inglés había mejorado.

—Diay, la verdad no mae,— confesó Aquaman,—me falta arrimarle el borrador a una tita. Pero estoy practicando.

Esnaider:—¿Cómo así mae?

—Tengo tres estilos,— dijo Aquaman,—el zurdazo, el cilindrazo y el bistecsazo. El zurdazo es cuando uno se la jala con la izquierda, es un ejercicio de coordinación rajado. El cilindrazo es cuando uno usa el tubo del papel higiénico para jalársela. Usted rellena un toque la vara con papel, le pone cremita y se la soba con esa vara, viera que rico.

—Mop no sé si quiero saber qué es el bistecsaso, déjelo ahí mejor,— dijo Arturo cuando su imaginación comenzó a formar secuencias y texturas.

—¡Está loco!— dijo Esnaider riendo,—Cuente, cuente.

—Mae di, la vara es que le hice un hueco a mi colchón a la altura de la cintura. Entonces le abrí así como una rendija, y la vara es que me robo un bistec de la refri y se lo acomodo al hueco así como si fuera una panocha. Y luego, di, le vuelo rejo.

—Y. Mae.— dijo Esnaider. —¿Me va decir que en su choza no se dan cuenta cada vez que se pierde un bistec de la refri?

—Sale carioca estar comprando bistecs por templón,— agregó Arturo.

—Nombres. Está loco, yo no tengo harina para estar comprando bistecs. Cuando acabo lo pongo de vuelta y nadie supo nada.

—Que escuela bro,— dijo Esnaider. —Acuérdeme de nunca ir a su chante a jamar.”

—Carne en salsa manillo,— remató Arturo y los dos se rieron un rato.

Poco después llegaron a una casa frente al Parque Perú en Rhormoser. Había carros parqueados en toda la cuadra, también varios hombres en traje negro con pinganillos en la oreja y fundas de pistolas en la axila bajo el saco. De la casa sonaba un merengue durísimo y el rumor de la gente disfrutándolo.

—Mae, ¿qué es esta vara?— preguntó Arturo, — Está seguro que esta gente quiere que nosotros pongamos música, este no es el crowd que matiza la música que ponemos en La Cali.

—Acá es la fiesta,— dijo Aquaman.

—Di, jale a ver,— sentenció Esnaider.

Llegaron a la entrada de una casa adinerada pero sin clase, donde uno de seguridad los detuvo y les pidió entradas. Aquaman explicó que era amigo del cumpleañero y ellos eran los DJs. El de seguridad les pidió que esperaran.

—Mae, Esnaider,— dijo Arturo preocupándose,—esa cumbia son los maes de Jalámelo. Le apuesto lo que quiera. ¿Qué hacemos acá? Este no es nuestro ride bro.”

—Take it from the neck,— le dijo Esnaider.

Al poco tiempo los hicieron pasar al garaje donde los esperaba la famosa modelo rubia de la tele, Jimena Leonor.—Hola chicos,— dijo Jimena.—Estoy muy contenta que hayan podido venir. Vieran que el otro día fui de fiesta al Area Pretty y me gustó mucho su música y los recomendé para una fiesta especial, muy cerca de acá.

—¿Ah entonces no es para el quinceañero?— preguntó Arturo.—¿Igual nos pagan cien dólares?”

—Es para una fiesta de grandes,— dijo Ximena cerrando un ojo.—Este señor los va a llevar y les explica un poco más. Y si, también les van a pagar lo acordado. Yo me tengo que quedar por estos rumbos, pero estoy segura que les irá súper. Beso.

Ximena Leonor salió y uno de los monos de seguridad les señala hacia un 4runner negro esperándolos. Los tres se suben al asiento de atrás y cuando arranca el copiloto comienza:

—A ver perros. Vamos a dejar una cosa bien clara. No sé cómo se dio la coincidencia de que doña Jimena los recomendó y de paso conocen aquí a mi sobrino Aquaman, pero la cosa es que yo ya los tengo medidos. Arturo José Rodríguez Vicente, número de cédula 1-o812-0463, vecino de Barrio Luján, mariguano, periquero y endeudado con el banco por una moto y con la doña por la pensión. Y Esnaider Antonio Esquivel Pacheco, número de cédula 1-0499-0394, vecino de Calle Morenos, salió de la Gerardo Rodríguez hace 2 años donde estuvo 4 años por tráfico de drogas. Todavía tiene que ir a firmar cada mes y tiene impedimento de salida del país.

—Los voy a llevar a una despedida de soltero. Al rato van a ver cosas que les dará curiosidad o les parecerá divertido contar a sus amiguillos. Sepan que, si yo me entero que tan siquiera le contaron a su perro o a su abuelita, lo que sea, tengan la más absoluta certeza que voy a complicarles la vida de maneras que ustedes ni sospechan: piernas rotas, dedos amputados, por ahí comienza el asunto. Así que los voy a llevar a la despedida, ponen su música y jalan calladitos. ¿Estamos?

Esnaider y Arturo, boquiabiertos, asintieron.

Llegaron a una casa por el antiguo AID. Apenas se bajaron del carro el tío le dice a Aquaman que no puede entrar. Aquaman, silenciosamente devastado, se despide y se pone a caminar. Había avanzado media cuadra cuando Esnaider le da el alcance:

—Manillo, no ve que dejé mi nave en la otra choza. ¿Tiene licencia? Aquí están las llaves porfa va y me trae la nave.

Aquaman, satisfecho de contar con la confianza de Esnaider aún sin saber manejar muy bien, accedió.

Arturo y Esnaider entran por el garaje hacia la cocina, donde frente a un desayunador repleto de todo tipo de tragos, estaba el alcalde Shonny Araujo vestido con una bata estilo Hugh Hefner tómandose una Pilsen michelada.

—Don Shonny, estos son los encargados de la música que recomendó doña Jimena,— dice el tío.

Shonny Araujo les tira media sonrisa mientras los ve de arribabajo. Luego mira al tío como preguntando ¿estos maes saben cómo es la vara? El tío le devuelve la mirada asegurándole que todo estaba en orden.

—Bienvenidos señores,— dijo Shonny Araujo,—vienen ustedes muy recomendados por Jimena Leonor. Vamos a ver que tal.

—No se preocupe señor,— dijo Esnaider, “acá traemos la compu llena de buenos beats.

Cuando Shonny les dijo pasen adelante Arturo y Esnaider entraron a una amplia sala con vista al jardín, vacía salvo por dos sofás, una máquina de pinball con el arte gráfico de la película Terminator y una mesa de oficina a un extremo de la habitación que serviría de dj booth. Los 15 hombres presentes vestían, tal y como lo requería la invitación, calcetines y pijamas, y estaban ya evidentemente avanzados de tragos.

Atónitos, Arturo y Esnaider comienzan a conectar compus y mixer.

—Mae idiota ¿en qué nos hemos metido?— dijo Arturo. “Yo no tengo música para estos rocos.

—¡Uy mae ya sé… la estatua de John Lennon en Chepe centro!— dijo Esnaider,—Hay que tirar Beatles y Doors y Zeppelin, un toque de disco, ahí nos la jugamos. Estamos en la despedida de soltero de Shonny Araujo caballo, esto es para contarles a los nietos. Vea quien está ahí.

Con la barbilla Esnaider apunto hacia el presentador de deportes Marlon Segura usando una bata de baño color mantequilla. Junto a él en una sudadera dos tallas muy grandes y con un cigarro entre los labios estaba el Machito Rodriguez. En el pinball en full concentración y con un pijama celeste con correspondientes pantuflas blancas estaba el hermano del alcalde, Ronny Araujo. El más simpático, en un camisón de señora y usando delineador, el diputado evangélico Justino Osorio.

—Mae vea ese abuelito sentado en el sofá, es cagadito al esposo de Laura Bonilla,— dijo Arturo.

—Fijo todos estos rocos son unos artistasos y uno no conoce a nadie,— dijo Esnaider.—Bueno ya está seteada la mauren, voy a tirarles Back in the USSR.”

La pieza fue recibida con mucha efervescencia y la mayoría de los rocos en se pusieron a bailar empujados por el trance de su borrachera. Entre otras, pusieron Blame It on the Boogie de Michael Jackson, Another One Bites the Dust, de Queen y L.A. Woman de los Doors. El que bailaba más cerca al parlante como para que no se le escapará ni una nota: Shonny Araujo.

Una hora después, el de seguridad se acercó a Ronny Araujo y le dijo algo a la oreja. Ronny Araujo dejó de bailar y le pidió a Esnaider que baje el volumen. Al tener la atención de todos, Ronny Araujo anunció que ahora sí, comenzaba el show. Apenas las 10 mujeres en bikini entraron a la sala, Arturo puso Do You Think I’m Sexy de Rod Stewart y los rocos se pusieron como locos.

Las chicas, cortesía del night club “De Pitufo,” sentaron a Shonny Araujo en medio de la habitación, le hicieron una rueda y una por una le hacían un baile que incluía restregarle las tetas o el culo por la cara. Al acabar sus respectivos bailes, todas las bailarinas rodearon al homenajeado y se entrelazaron en un estrecho abrazo que sumergió a Shonny Araujo en un mar de tetas. Los presentes lo celebraron como el gol de Cayasso en el 90.

Seguidamente los dones comenzaron a escoger pareja y a retirarse a algún lugar privado de la casa. En este trámite también gobernaba la jerarquía, Shonny Araujo escogió primero y obviamente escogió a la niña más rica de todas. El Machito Rodriguez y Marlon Segura se llevaron a una morena juntos. Y así, los invitados uno por uno se fueron retirando con una bailarina, hasta que al final quedaban solo tres rocos rodeando como hienas a una chica.

La bailarina, muy parecida a Pamela Anderson pero bizca, se puso primero nerviosa, luego asustada. El más necio de los tres rocos era Justino Osorio, obligando a la chica a escoger uno de ellos.

—Le hemos pagado para coger, así que usted va a cogerse a uno de nosotros. Es más, a mí,— dijo Justino Osorio tratando de agarrarle el culo, y consciente de que su jerarquía imperaba sobre los otros dos.

La muchacha casi en pánico le pedía esperar que termine una de las otras chicas, que ella no se sentía bien, pero en su borrachera, Justino Osorio se puso vaquero, y tomándola por el cuello la amenazó, —Usted no se va de aquí sin culear mamita.

En ese instante apareció Aquaman en la cocina que llegaba a devolverle las llaves del carro a Esnaider.

—¿Ah ok, tengo que follar?— dijo, se soltó de Justino Osorio y tomó a Aquaman por la mano diciendo,—Permiso carepichas, voy a follarme a este mae.

Lo llevó hasta la primera puerta que vio, que era el baño y cerró de un portazo.

Justino Osorio y compañía no lo podían creer lo que acababa de hacer Pamela Anderson bizca. Justino Osorio comenzó a golpear la puerta del baño gritando quien se ha creído, pero cuando la trató de patear se cayó al suelo como buen borracho. Los de seguridad lo levantaron y se lo llevaron con un esquince de tobillo mientras los otros rocos comenzaban a regresar con sus acompañantes. Unos 15 minutos después sale Aquaman del baño, triunfante y con deseo cumplido. Aun cuando su tío lo agarro del pescuezo y lo hizo tirado a la calle, Aquaman iba sonriendo. En el despiche, Arturo y Esnaider recogieron sus cosas y dieron por cumplido su set. Cobraron sus cien dólares y se fugaron.

En la calle se encontraron a un glorioso Aquaman sentado en el carro de Esnaider. Radiaba como nunca antes cuando les dijo, —¡Maes, moje la sardina!

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