Salió de ese país que exacerba el nacionalismo más visceral de los salvadoreños en el fútbol: México. Fuera de eso, la tierra de José Alfredo Jiménez bien podría ser el departamento número 15 con tequila y pupusas de los guanacos antes de llegar al “sueño americano”.

Ricardo Clement —alias Alecus— iba por un mes a El Salvador justo cuando las balas regían la década de 1980. Algo falló en calendario porque sigue en esa nación que tiene más celulares que habitantes.

Trabaja para los medios El Diario de Hoy y MÁS! En 2011 se agenció el tercer galardón de la categoría general del certamen «World Press Cartoon» por su caricatura «Mineros chilenos».

El seudónimo Alecus proviene de la adaptación Alekos Panagulis —político y poeta griego—. Ricardo Clement leyó sobre su vida y decidió usar este alias para firmar sus caricaturas durante el conflicto armado salvadoreño. Si el mexicano hubiese hecho lo contrario sería un cadáver.

En esta plática Alecus nos habla de su vagancia por varios países de la región latinoamericana, de su gusto por ridiculizar al poder y de la astucia que deben tener los periodistas para saltarse las barreras que imponen las empresas mediáticas en su interior.

¿Así que de México…?

Sí, sí, sí…

¿Y cómo viniste a parar a El Salvador?

Iba a venir por un mes, luego me quedé por otro y después me quedé sin planearlo, sin pensarlo mucho porque en aquella época era la guerra…

¿Esa época era…?

Era 1986. Yo estaba bien chavo. Quería conocer los procesos de Centroamérica. Hubo un amigo que me invitó a trabajar en televisión como asistente de cámara y me dije que era la oportunidad para conocer El Salvador. Después empecé a trabajar para una agencia de noticias que se llamaba Viznews que la compró Reuters. Luego me pasé con esta última y estuve como unos 10 años, pero viajé mucho por Centroamérica. Finalmente me pasaron a Colombia y de ahí salté a Perú, Ecuador y Venezuela.

¿Y aparecés de nuevo por estas tierras en…?

En 1997. Yo me fui cuando estaba el proceso de paz —que culminó en 1992 entre la guerrilla y el gobierno—. Me cansé de andar vagando de aquí por allá y surgió la oportunidad de hacer una pequeña empresa en El Salvador. No resultó, pero igual nos vinimos.

¿Qué fue primero en vos: el arte o la opinión periodística a través de la caricatura?

Desde muy chavo me gustó al arte, siempre me ha interesado. Incluso cuando estuve haciendo prensa siempre pensé que la fotografía y el video también eran arte. Cuando hacía trabajos para Reuters me caracterizaba por eso, porque le metía una onda más artística al trabajo. El arte, la caricatura y el aspecto periodístico son una mezcla de varias cosas que me ha tocado vivir. Aunque no estudié periodismo, este siempre me pareció muy interesante. Me gusta mucho la frontera de las cosas. Por ejemplo, preguntarte: ¿cuál es la frontera entre el cómic y la historieta o el periodismo y el arte? Entonces esas fronteras me interesan mucho, me intriga ver dónde están esos límites que ponemos para clasificar las cosas, pero hay cosas que no se pueden clasificar.

¿Y en El Salvador empezás como caricaturista antes o después de la guerra?

Toda la vida fui caricaturista. Cuando llegué a El Salvador la primera vez —por un mes, según él—, yo ya publicaba en México (El Día, El Universal, La Jornada) de manera esporádica, pero ya me daban espacios. Estando en El Salvador mandaba mis caricaturas a México. Después empecé a publicar acá. Lo hacía en El Latino —cuando El Latino era un periódico emblemático porque era el único que podía publicar cosas que no fueran de la línea conservadora— y después me pasé a La Noticia.

Me fui de El Salvador en el proceso de paz, como te dije. Regresé 1997 y empecé a trabajar en publicidad, pero después me llamaron para hacer unas colaboraciones en La Prensa Gráfica. La empresa tronó y me quedé como “¿qué hago ahora, no?”

¿Cómo calificás actualmente el trabajo de la caricatura en los medios de El Salvador?

Yo creo que hubo una brecha que se truncó después de Toño Salazar. Digamos que quedó la plaza vacante. Nadie la quiso. Tampoco hubo mucho interés de parte de los medios [por cubrir el vacío de Toño Salazar]. Creo que después de 15 años para acá, después de Ruz [nombre artístico de Carlos Ruiz, popular caricaturista del periódico El Diario de Hoy] ha habido mucho interés y hay chavos que se han desarrollado. Hay como un buen momento, como que se está relanzando la posibilidad de hacer humor gráfico. Eso es bueno porque es una faceta que en Centroamérica no se ha explotado mucho y eso nos quita la parte aburrida —de los medios informativos—. Es que somos demasiados formales para decir burradas. Es mejor decir burradas, pero en un tono más suave.

¿Qué dice tu experiencia, hay evolución de la caricatura en los medios locales?

Antes era muy difícil. Las caricaturas que hice en el Latino [ahora Diario Co Latino], híjole, fue como tocarle los huevos al tigre porque era la época de la dictadura. Era ir contra los militares. Digo esto porque antes prácticamente no podías decir nada. Ahora hay más apertura. Lo único que puede sucederte es que te echen del medio. Y ya…

¿Eso significa que extrañás aquellos tiempos de…?

¿De combatividad? Pos… ¡Pues sí! Pero ahora ya no tiene sentido. Mirá, lo que yo veo es que ha habido una gran apertura, pero no ha sido total porque siempre hay limitantes: “No hay que hacer una caricatura sobre Fulano de tal porque este político es bien nervioso y no le gusta que le hagas bigototes”. Hay influencias, ciertos grupos económicos… Sin embargo, hoy se puede hablar con más libertad de ciertas cosas, pero falta subir un peldaño más sobre el tabú. Por ejemplo: ¿por qué no hablar de sexo, religión o de la virginidad? Desafortunadamente, los medios como que le tienen mucho miedo a eso. En otros países se hace.

¿Qué significado tiene la caricatura en esta frontera entre el periódico y el poder?

La caricatura está en un proceso de transición porque los medios están en un proceso de democratización también. Antes era —la fórmula— el dueño, el medio y lo que ahí se arreglaba. Ahora no, pues surgen cada vez más medios alternativos. Por ejemplo: están los blogs o la participación misma en los periódicos donde podés dejar tu opinión y firma. Ya te toman en cuenta. Vimos las marchas en Irán y todo eso se filmó en celulares. Eso rompió las barreras. El Internet rompió la censura. En ese proceso están los medios salvadoreños: en volverse más democráticos. Y eso es una necesidad que el mismo mercado está empujando.

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¿Y vos has roto la censura de tu medio? Porque sé que la has vivido, pero comentalo vos…

Bueno, sí me ha pasado. En otros diarios donde he trabajado no me dejaron publicar una que otra caricatura por diferentes rezones. Por ejemplo: en una ocasión me llamaron la atención cuando publiqué una caricatura de un funcionario público que no le gustó y llamó al periódico para quejarse. Pero no pasó a más, solo me llamaron para contarme y decirme que tuviera más cuidado. Parece que el señor no tenía mucho sentido el humor.

También en el otro periódico donde trabajaba me hacían cambiar la caricatura por lo menos una vez al mes… A veces querían que cambiara textos o cosas en particular y yo les decía: “Si la vamos a modificar entre varios, entonces ya no es trabajo de autor. Es otra cosa”. Y les proponía: “Voy a hacer otra de otro tema”. Y así ya no había problema, porque nos saltábamos los temas espinosos.

Como ves, son formas de sortear las vicisitudes de la redacción.

Es interesante ver que la caricatura tiene un efecto perecedero y que aquellas caricaturas que causaron resquemor en el pasado, pues ahora no tienen ningún efecto.

Los medios son negocios, no nos demos paja y como tales, tienen ciertas reglas. No vendemos chicharrones, vendemos información y la información es un derecho que está en la Constitución y se confunde que somos paladines de la libertad y realmente somos trabajadores. Lo importante es cómo combinas la idea de hacer bien tu trabajo en un medio que te da la oportunidad laboral pero que al mismo tiempo tiene sus limitantes. Hay que buscar la manera de hacer lo que quieres y si te ponen una frontera, pues siempre hay que ir un paso más allá, aunque te regañen. Este trabajo es de atreverse.

¿Podés contarme qué pensaste cuando una caricatura tuya que tenía que ver con el exfallecido presidente Francisco Flores no figuró en la versión impresa, pero él sí sale en la versión íntegra del formato digital del periódico? En las redes sociales se habló de censura. ¿Qué decís vos a todo esto?

Sí, creo que la caricatura pegó mucho porque estaba muy fresca la “selfie” de los actores en la premiación de los Oscar. La caricatura iba de esto: saqué a los dos grupos políticos del país. Cada uno tenía a sus protagonistas. Pero se convirtió en viral en Internet porque circularon dos versiones: una con Francisco Flores y otra sin él. Se armón un buen zafarrancho en las redes sociales. Fue interesante. Pero yo no tuve nada que ver en eso. Todo ocurrió después [de haber realizado] mi caricatura.

Tu posición con lo ocurrido en Francia con Charlie Hebdo.

Mi total condena a todo atentado contra la libertad de expresión y nuestro más sentido pésame a las familiares, a los amigos y los ciudadanos franceses por tan vil crimen. No tiene ninguna justificación. Fue un acto cobarde y de barbarie.

Nunca antes había ocurrido algo semejante ni en la época más terrible de las monarquías francesas del siglo XVIII. Es una cobardía lo que han hecho estos grupos extremistas. Quieren sembrar el terror para callar cualquier crítica a su ideología retrógrada. Quieren que el mundo retroceda a la edad media. Es absurdo.

¿Ridiculizar la creencias del otro no creés que es jugar con fuego?

Hitler tenía creencias bastante criticables, entonces ¿Ridiculizarlo era jugar con fuego? Sí en Alemania pero en América, no. Porque en América había más libertades que en Europa de principios del siglo XIX. En segundo lugar, la maquinaria de represión nazi no llegaba hasta allá. Entonces, si vives en un país donde tengas libertad de hacerlo, pues lo harás y no pasa nada mientras no exista el brazo represor, que en este caso son los grupos extremistas que viven dentro de Francia.

¿Cómo creés que se ridiculizaría el ateísmo?

Pero es distinto, porque hasta ahora no existen grupos extremistas matando gente a nombre de la antireligión, jajaja. Además, no puedes hacer una caricatura que ofenda al ateísmo, porque no tienen un dios por el cual sentirse ofendidos.

¿Y cómo influyen estos medios alternativos en lo que concebimos como caricatura, es decir, hecha tradicionalmente con papel, lápiz, colores, borrador…?

Fui de los primeros que se adaptó a eso. Tuve la experiencia de la televisión y la animación y empecé a usar Photoshop, no para la caricatura; pero cuando llegó el momento para mí fue bien fácil. Hay colegas a los que les ha causado conflictos porque les han dicho que tienen que usar programas y para ellos aprender eso ha sido traumático.

¿Y cómo ves el trabajo de tus colegas caricaturistas, te atreverías de dar nombres de quienes están yendo por otro camino menos tradicional?

Ummmm. Nombres, nombres… Los conozco a todos y cada uno trae lo suyo. En general creo que todos van bien. Me gusta mucho el trabajo de Otto Meza [del periódico digital El Faro]. Es de los que están empezando, pero trae una buena chispa. Hay otros que van bien pero les falta arriesgarse más. Y Ruz, pues somos compañeros del mismo medio y hemos vivido las mismas vicisitudes de los altibajos de los medios y sabemos cómo está allá adentro y sabemos lo importante que es nuestro trabajo en cualquier lugar en el que estemos.

¿Hasta qué punto crees que un caricaturista se vuelve un vocero del pensar, sentir y actuar del dueño de un medio de comunicación?

Mirá, escuché una cosa interesante y en la cual yo creo: vos podés trabajar en un medio, en mi caso como caricaturista y lo que realmente hago es una opinión y la gente sabe que es una opinión personal. Con el tiempo eso se vuelve una marca y con el tiempo si te pasas a otro medio eso no importa porque ya tienes tu marca. La gente sabe que los periodistas tienen ciertas limitantes por la línea editorial determinada de las empresas periodísticas.

Interesante. Hay escenarios de escenarios, pero como se ha sentido mejor Alecus a la hora de hacer su trabajo, ¿en La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy o en el MÁS!?

Eh… Yo… Bueno… Yo estuve trabajando para “Siglo XXI” de Guatemala y ese sí me gustó mucho porque ahí me dejaban hacer lo que yo quería y como lo hacía a la distancia, pos como que no había mucho problema.

Jajaja, entendí la respuesta…

No… tal vez el medio con el que yo me pueda sentir contento es aquel en el que pueda hacer lo que yo quiero y afortunadamente, tanto en El Diario de Hoy como en La Prensa Gráfica me dieron esa libertad. Por ejemplo, este proyecto de las historietas en El Diario de Hoy me dijeron “Hágalo y haga lo que usted quiera”. Eso es bueno, porque sentís que el medio respalda tus inquietudes y te da esa posibilidad de desarrollarlo. En La Prensa Gráfica la relación fue como en esas relaciones [sentimentales] que te la pasas a toda madre, pero llega un momento en el que truenan por alguna razón, pero tienes ese recuerdo de que fue un buen polvo.

A diferencia de La Prensa Gráfica, yo trabajo en mi casa. Antes tenía que ir por la mañana a reunión con los editores quienes hablaban de todo. Lo bonito ahora es que no voy a reuniones, no pido permiso y hago lo que quiero.

Antes hablaste de riesgos, ¿crees que los dueños de medios se arriesgan tanto como se arriesgan los periodistas?

El riesgo debe ser de los dos, pero creo que los editores de los periódicos son más papistas que el papa y tienen miedo de arriesgarse más. Creo que es mejor pedir perdón que pedir permiso. O sea: aventate primero y si la regaste, pues ya ni modo. En La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy he logrado eso. Yo no entrego bocetos, yo entrego una idea final. Yo entrego una propuesta. Punto.

Un blindaje con tu trabajo…

Y la posibilidad de que invadan tu trabajo, tu espacio, tus criterios, tus formas de hacer tu labor. Si un caricaturista deja que le digan qué hacer, pierde identidad y se vuelve difícil lograr esa independencia [mencionada anteriormente] dentro un medio que tiene ciertas exigencias. Por eso hay que poner las reglas bien claras desde el principio. Eso no quiere decir que no acepte sugerencias.

Hablaste de los editores “más papistas que el papa”, ¿se deberá eso a que de plano son cuadrados o porque tienen carencia de arte?

Yo creo que lo segundo. Los editores no se informan bien. El universo de la caricatura editorial es más viejo que Matusalén y los editores se asustan con el atrevimiento gráfico y no se dan cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol.

Fíjate que hubo un proceso interesante en el “Times” en la década de 1950 y 1960, más o menos. Unos chavos rompieron las reglas e hicieron un tipo de caricatura nueva que viene a ser como la abuelita de toda la onda de los caricaturistas y trataban de hacer un tipo de ilustración que no fuera solo caricatura, sino como una ilustración. Sus referentes eran los surrealistas como Magritte, un rollo más artístico. Solo trabajaron en blanco y negro y luego se arriesgaron a jugar con los espacios y crearon una línea editorial muy artística en la que había cánones y ciertas reglas que ellos mismos se impusieron pero la idea era que los artistas hicieran lo suyo bajo ciertos criterios para generar un producto nuevo. Pero ha sucedido que llegan editores que son periodistas y toman decisiones gráficas y eso no es posible, porque son dos cosas diferentes. Creo que hace falta en los medios [la figura] del director gráfico. Por ejemplo: hay jefes de diseño, pero son más técnicos y no artísticos. Yo propuse en La Prensa Gráfica esa figura [la de director gráfico], pero no prosperó porque al poco tiempo me despidieron, me dijeron que por razones de recorte de personal. Bueno… ¿Habrá sido por lo mismo?

A propósito del arte, Baudelaire le hacía al dibujo y en un ensayo sobre la caricatura decía que su trabajo mostraba, entre otras cosas, la crueldad moral. Las caricaturas de Alecus, ¿qué muestran?

Mira, un chavo me decía “¿Sabe qué me gusta de su trabajo? Que usted no ridiculiza al pobre”. Y pos sí, a mí lo que me gusta es ridiculizar el poder. A ese me interesa tirarle. Para qué voy a ridiculizara a los pobres si ya están jodidos. La gente no puede hacer eso [ridiculizar a los poderosos] y por eso la gente siente empatía con mis caricaturas, con mi trabajo. Cuando ven al poderoso pelón, narizón, la gente dice: “A huevos, así es él”. Y eso es lo que ve bueno. A mí me ha tocado ahora [caricaturizar] a los dos gobiernos: al de derecha y al de izquierda. Tengo conocidos que ahora son formales hasta para hablar, pero la cosa es así: si estás en el gobierno, en el poder, pues estás expuesto y te va a tocar. Bueno, te toca. Creo que esa debería ser la filosofía. En Cuba hay caricaturistas excelentes, extraordinarios de corte internacional. Yo conozco un par de ellos y son muy buenos pero no pueden hacer una caricatura de Fidel Castro. Creo que eso no hay que permitirlo. Este espacio hay que cuidarlo. Si sale Fulano [derecha] o si entra Mengano [izquierda], no importa. Si está en el poder se expone y hay que tirarle.

Y con quién te sale más fácil hacer una caricatura, ¿con los de derecha o los de izquierda…?

Jajajaja, es que hay unos que se prestan como no tenés idea. Jajajaja. ¡Es que de veras, hacerles una caricatura es como hacerles un pleonasmo! ¡Es que ya traen para eso…! Con algunos no hay mucho qué hacer. [Risas] En El Salvador hay personajes de personajes…

¿Y has tenido problemas con alguno…?

No, no, no, no. Sí me he enterado de que hay uno que no le gusta que le saque caricaturas, pero no te voy a decir quién es… Jajajaja, pero no hay bronca. Cuando se descuide, lo saco…

[Más risas]

Alecus, a la hora de hacer una caricatura de algún poderoso, ¿no te has dicho: este chavo es tan feo, pero tan feo que no sé por dónde tirar el trazo?

Jajajaja. Obviamente todo personaje cuesta, pero digamos que hay algunos más fáciles de hacer, jajajaja. No me centro mucho en lo físico. Esto es secundario a raíz de lo que sucedió por una noticia o por un concepto que yo quiera transmitir.

¿Algún ilustre personaje que deban esperar los seguidores de Alecus en los próximos días…?

Uy, me agarraste en curva. Pos no, no tengo idea. Aunque la idea es siempre hacer al que no he hecho. Tengo ganas de hacer una de Vanda Pignato [exprimera dama de El Salvador] pero no sé si me dejen… Jajajajajaja.

¿Qué les dirías a los jóvenes artistas emergentes que quieran dedicarse a la caricatura…?

Que lo piensen dos veces, jajaja. Siendo serios: escuela de esto no hay [de caricaturista]. Yo conozco a compañeros que han sido sicólogos, luego se han metido a ser ingenieros y luego se meten a la caricatura y viven de esto. Algunos son artistas, otros no. Algunos estudiaron, otros no estudiaron nada y por eso hacen lo que yo hago… Jajajajaja. Lo importante es trabajar mucho, no desanimarse. Y publicar aunque no te paguen, porque el que está publicando, está vivo.

¿Alecus dibuja con la izquierda o con la derecha…?

Jajajaja, con la derecha. Pregunta capciosa. ¿Me querés agarrar en curva…?

 

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