Porque las presas que sufrimos son culpa de todos y cada uno de nosotros, no solo del gobierno.

Un sistema de transportes sostenible (STS) es aquel que no solo genera la menor cantidad de impactos ambientales y emisiones contaminantes, sino también que logra justicia social, equidad, es inclusivo y beneficial para la economía. Debe procurar calidad de vida para la mayor cantidad de personas, por lo que las políticas para un STS deben de enfocarse en el bien común (no en intereses sectoriales o individuales), y en mantener un balance entre las tres patas de la sostenibilidad: lo ambiental, lo económico y lo social.

Uno de los enfoques que más me gusta para entender las políticas que deben aplicarse para lograr un sistema de transportes más sostenible es el de Evitar, Cambiar y Mejorar (ASI o Avoid, Shift, Improve en inglés). ¿En qué consiste?

Figura 1. Enfoque Avoid Shift Improve. Fuente: GIZ, 2011

Figura 1. Enfoque Avoid Shift Improve. Fuente: GIZ, 2011

Evitar: Que las personas se tengan que trasladar o si deben hacerlo, que el viaje sea lo más eficiente posible (reducir el largo de los viajes, la redundancia de rutas, el número de conexiones que deban hacer, etc.).

Cambiar: Que la gente haga un cambio hacia el uso medios de transporte no motorizados o hacia transporte público. También evitar que el cambio tienda a ser, como pasa en nuestro país, el pasarnos de transporte público a privado.

Mejorar: mejora de las tecnologías de transporte existente (en los sistemas de combustión, usando combustibles alternativos o más limpios, a través de vehículos eléctricos, etc.). Dado que la sostenibilidad implica también un componente social, a esto yo agregaría el mejorar la experiencia de los usuarios en el tipo de transporte que utilicen, ya sea a través de mejor infraestructura, comodidad o seguridad.

Este marco conceptual nos ayuda a entender por qué muchas de las políticas del sector transporte del país no han funcionado. Por ejemplo, la restricción vehicular buscaba que la gente evitara viajar ese día o lo hiciera en transporte público (evitar, cambiar).

Sin embargo, no se hizo nada por mejorar el transporte público, nada por brindarle alternativas adecuadas a personas acostumbradas a un medio de transporte rápido, eficiente y cómodo. Las políticas de transporte deben buscar un balance entre estos tres elementos para que verdaderamente podamos ver los resultados esperados.

Usualmente las medidas más populares para buscar la sostenibilidad, no solo en el sector transporte pero en muchísimos otros, se enfocan en la mejora tecnológica. Las políticas que se enfocan en promover vehículos eléctricos, en renovar la flotilla vehicular del país por una más nueva y en sustituir combustibles por otros más eficientes.  Estas resultan más “sexys” que otras como quitarle espacio a los vehículos para cedérselo a bicicletas o al transporte público; cambiar los planes reguladores y la planificación urbana de manera que la gente ya no se vaya a vivir a suburbios fuera de la ciudad sino que viva dentro de ella; tomar a los usuarios en cuenta para identificar las mejoras (más allá de elementos tecnológicos) que deben hacerse en el sistema.

Si mejoro la eficiencia de un vehículo, logro reducir las emisiones sin tener que meterme con tratar de convencer al conductor de que use el transporte público o la bicicleta, por ejemplo. Si propongo una tecnología nueva en una modalidad de transporte público bajo la cual tengo control (por ejemplo el tren eléctrico), no me tengo que complicar tratando de mejorar las condiciones de las modalidades existentes que concesiono (por ejemplo los buses).

El incomodar a la gente y salirse con la suya, el lograr evitar que la gente viaje, o que cambie sus patrones de consumo, de comportamiento, o incluso el cambiar cómo los proveedores de transporte operan, es mucho más difícil.

En Costa Rica, tanto los gobernantes como ciudadanía en su mayoría han optado por la opción de no incomodarse. Nos hartamos del bus así que compramos carro para ir más rápido y más cómodos a donde necesitamos ir. Cambiamos el carro por un vehículo eléctrico para no sentirnos mal por nuestras emisiones pero sin tener que pasarnos al bus o medios no motorizados. Ampliamos calles para no incomodar a los conductores.

Bloqueamos, le damos largas, frenamos proyectos y despedimos funcionarios para no incomodar a ciertos gremios. El problema es que así no vamos a resolver nada y por eso estamos en el caos en que estamos. Nadie se “come la bronca” de incomodar a la gente (empezando por nosotros mismos) para que la cosa mejore. Bueno, y a los pocos que lo intentan, deben batallar fuertemente ante el sistema que buscará sacarlos del camino.

Figura 2. Crecimiento en la cantidad de vehículos por cada 1000 personas en Costa Rica durante la última década. Fuente: Banco Mundial, 2015

Figura 2. Crecimiento en la cantidad de vehículos por cada 1000 personas en Costa Rica durante la última década. Fuente: Banco Mundial, 2015

Se supone que Costa Rica es un país de paz. Se supone que somos ciudadanos pacíficos. Sí, el rezago de nuestro sistema de transporte ha contribuido a que perdamos la paz. Pero la ciudadanía misma es quien ha abandonado el rol de ser pacífica, por el de ser pasiva.  Está a la espera que el gobierno sea quien resuelva el problema de movilidad, sin contribuir de manera alguna a hacer los cambios que están a su alcance.

Nos enojamos porque el gobierno no ha logrado cambiar el sistema de transporte significativamente en más de 15 años, pero ¿lo hemos hecho nosotros? ¿Nos estamos moviendo diferente? ¿Estamos evitando, cambiando, mejorando nuestra manera de movernos?

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Figura 3. “Ya estaría en casa si estos idiotas anduvieran en bus». Autor: Kirk

Empecemos a incomodarnos un poquito, por favor. Si ya no creemos en que el gobierno pueda cambiar algo, por lo menos cambiémoslo nosotros. Yo empecé el cambio hace ya varios años. Me organizaba con amigos cuando íbamos a sitios en común para irnos en un solo carro, empecé a usar el bus para ir a la U y después al trabajo, por lo menos un par de días a la semana. Luego empecé a combinar el bus con medios de transporte no motorizado (scooter, bicicleta portátil). Recientemente me pasé a vivir al centro de San José, donde me muevo primordialmente en bicicleta, a pie o en transporte púbico. Créanme, por incomodarme un poquito de vez en cuando, he mejorado mi calidad de vida enormemente.

Apliquemos los principios de evitar, cambiar y mejorar. Podemos empezar por cosas más sencillas e ir avanzando poco a poco. Pidamos poder tele trabajar aunque sea un par de veces por semana. Tratemos de caminar o ir en bicicleta a los sitios más cercanos, es bueno para la salud y más barato. Combinemos medios de transporte: podemos manejar hasta cierto punto y de ahí tomar el bus, caminar o cletear. A como están las presas ahorita, en bici o caminando a veces llega uno más rápido a donde tiene que llegar que en carro o en bus (y se ahorra mucho estrés en la vida). Si los buses no van a mejorar la experiencia de transporte aún, hagámoslo nosotros mismos. Aprovechemos para conversar con alguien, leer, dormir o oír música un rato.

Más allá de nuestras acciones individuales, también podemos organizarnos, proponer mejoras o unirnos a iniciativas que ya están trabajando por cambiar como nos movemos (por ejemplo BiciBus, Arquitectura en Bicicleta, Movete por tu Ciudad, Rutas Naturbanas, Chepecletas, Costa Rica Limpia o el Centro Para la Sostenibilidad Urbana, entre otros). No hay nada más insoportable que una presa. Ya estamos incómodos por eso, ¿qué nos cuesta incomodarnos de una manera distinta, un poquito cada día para colectivamente aportar a la mejora del sistema de transporte del país?

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